Instantes en los que los recuerdos llegan como simples oleadas, como cuando la brisa mañanera mojase sutilmente con chispazos de un atenúe rocío la dulce condición del corazón, entonces se encontrase con espinas de rosas enterradas en el dorso de nuestras manos, marcas que se va acentuando en lo mas profundo de tu ser, aquellas que perturban las emociones que una vez nos hicieron renacer.
Recuerdos de aquel vació que encierra tu corazón, queriendo sacar toda esa agonía, cómo un alma descrebajada por amor. Así cómo un suspiro qué se pierde en un instante, quedando plasmadas muchas ilusiones, perdidas en bastos campos, alejadas de toda emoción, alejadas de todo proceder. Muchos son los suspiros de soledad qué se pierden en mi mente, queriendo recuperar aquello anhelado, aquello perdido. Queriendo una dulce gota de cariño, un estímulo de fugaz verdor, un resplandor de una chispa de ilusión.
Suspiros que se presentan en el aquí y en el ahora, queriendo poder volar allá donde una vez se cruzo mi mente con tu alma, creando esta pequeña gran ilusión, imaginando este gran destino. Soledad que llamas con el sonido de la noche, tan fugaz como un relámpago que se acerca a ras de cada pensar. Suspiros son los que me dejas con cada pensar, de aquel amor fugaz, que por ser por un instante logro llenar lo que por mucho tiempo se había cansado de esperar.