
Despierto a mitad de la noche, entre un fugaz suspiro, con desesperación mi corazón se acelera al compás de cada eco sonoro.
La noche cruje entre un desgarrador estruendo, como si el espíritu de mis pensamientos me hablase sutilmente al oído.
Noches que se tornan
amargas, ahogadas en miedo, donde la desesperación de cada momento hace que sobresalga cada suspiro de un sutil aliento.
Noches donde almas opuestas se encuentra en la penuria del destino, pidiendo ser susurradas por el amor que tiene una hacia la otra.
El tiempo pasa con lentitud, haciendo de cada segundo un eterno bucle, solo una pequeña respiración se escucha entre el silencio y la eterna soledad.
Noches donde almas opuestas se encuentra en la penuria del destino, pidiendo ser susurradas por el amor que tiene una hacia la otra.
El tiempo pasa con lentitud, haciendo de cada segundo un eterno bucle, solo una pequeña respiración se escucha entre el silencio y la eterna soledad.
En la infinidad de la noche, lágrimas se van perdiendo a ras de cada pensamiento.
Sombras que perturban la tranquilidad de mis pensamientos, siluetas que se ven en cada paso,
sombrios los miedos que se divisan en la distancia.
Espero a que la noche se haga día y que un reflejo de luz llene de paz la caótica agonía de cada una de mis noches de insomnio.
Espero a que la noche se haga día y que un reflejo de luz llene de paz la caótica agonía de cada una de mis noches de insomnio.