
Sentado a un lado del mar, volteo hacia un rincón de mi soledad, veo una luz brillar al final de cada esperanza, solo es el reflejo del sol tocando a través de mi ventana; un mensaje del destino ha llegado, solo es la dulce brisa mañanera posándose sobre mi cabeza.
La música suena al ritmo de mis dedos, ecos retumba el sonar de mis latidos, solo son sonidos celestiales que van reflejando las penurias en lo mas alto de mis pensamientos.
El piano susurrando entre notas musicales, sonidos que te envuelven hasta lo mas alto del tiempo, solo es el tic tac de mi reloj diciendo que la hora ha llegado.
Sentando a un lado del sofá, solo siento un suspiro al respirar, es la nostalgia haciéndose presente, entre miradas perdidas, y deseos de un aliento anhelado.